Para sobrevivir, a veces necesitamos ayudas. Unas las podemos conseguir del Estado, otras de diversas formas de compasión. Pero siempre hay una que a tiempo no llega.
Cuando NO se trata de ayudas para la supervivencia, se generan dinámicas muchos más complejas:
*El que pide ayuda, la tiene que pagar. El que ayuda quiere cobrar. Los precios son varios, y varias las consecuencias, pero a ambos les crean cadenas.
*El que aumenta sus capacidades, necesita menos ayud ajena, pero a sus éxitos se encadena.
*El que reduce sus deseos, aumenta sus libertades.
Sembrar, aprender a cultivar,
compartir con espontaneidad,
esto suena a bella utopía.
Pero más utópico es,
recibir lo que consideramos como suficiente
sin haber dado antes, y tenerlo sin liberarse.
En los momentos en los que no podemos
afrontar la adversidad,
pocas veces nos basta
con la ayuda de los demás.
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