construcciones y sobras humanas,
con frecuencia aprovechan,
pero la libertad conservan.
Los seres humanos:
como creemos que no les necesitamos,
y como no nos sentimos amenazados,
les toleramos o no les tenemos en cuenta,
y además,
adoramos las propias capacidades e inteligencia,
y despreciamos las ajenas.
¡Pero la arrogancia, no es buena consejera!
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