Las relaciones sociales y personales se basan en complejos sistemas de castigos y de premios, de presiones dolorosas y de estímulos placenteros. Esto se debe a que creemos que el miedo al dolor y la búsqueda del placer son los aspectos que más cambios producen en los pensamientos, en las emociones, en los comportamientos. Sobre éstas creencias se elaboran estrategias para conseguir de los demás aquello que se desea.
Los castigos nos atan al miedo,
los premios a la búsqueda del placer.
Así, aunque creamos ver
las sendas de la liberación,
las esperanzas de que el placer
venza al dolor,
nos impiden liberarnos.
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