Cada situación nos produce, con mayor o menor intensidad, los sentimientos que necesitamos para afrontarla. Pero nuestras visiones dualistas y nuestras creencias, los clasifican y los juzgan como:
*Placenteros y dolorosos.
*Buenos y malos.
*Positivos y negativos.
Y de ésta manera se rompe la armonía entre las situaciones y los sentimientos, y como consecuencia surgen las luchas para dominarlos, y los desequilibrios que esas luchas nos producen.
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