sábado, 27 de junio de 2020

EL VALOR DE LAS COSAS


  Cuando empezamos a preguntarnos por el valor de las cosas o a darles un valor diferente, estamos adoptando una visión distorsionada de las cosas, pues las cosas que existen tienen todas el mismo valor, y además, ni sobra ni falta nada.

  La visión distorsionada que tenemos de las cosas la manifestamos a través de las palabras y de las imágenes. 



   Las palabras las usamos para muchas cosas, nos sirven para muchas cosas, además, toda palabra contiene un fiel reflejo de la intención o de la verdad de quien la usa. Cualquier palabra puede servir para despertar en nosotros esa percepción de las cosas que no se puede explicar con palabras, es decir, de las cosas que están más allá de todo concepto y de toda palabra. 




  Las imágenes que vemos son un fiel reflejo de las cosas que representan, cualquier imagen puede servir para despertar en nosotros esa percepción de las cosas que no podemos representar creando imágenes, es decir, de las las cosas que están más allá de las imágenes. 




  Las palabras y las apariencias no engañan, lo que nos engañan son nuestros deseos y nuestras creencias, los mismos deseos y creencias que le dan mayor o menor valor a las cosas. 

  Los deseos y las creencias son también cosas, y ser conscientes de que los tenemos y de la importancia que tienen en nuestra vida, es también una forma de despertar en nosotros esa percepción de las cosas que no se puede explicar ni con palabras ni con las imágenes que podamos crear. 

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