domingo, 26 de febrero de 2017

DEPENDENCIAS


      Aquellos que lo que más valoran es conseguir sus deseos, para sentirse satisfechos dependen de los demás. Dependen de las facilidades o de los obstáculos que los demás les presenten, y dependen de las estrategias que tengan que utilizar para conseguir su ayuda, para seducirles o para dominarles. 

  Aquellos que lo que más valoran son sus ideales y sus creencias, para sentirse satisfechos dependen de loso demás. Dependen del número de personas que compartan esos ideales y creencias y del número de personas que los rechace o que se oponga a ellos, y dependen de todo lo que tengan que hacer para aumentar el número de sus seguidores y para derrotar a sus enemigos.

  Aquellos que lo que más valoran es el amor, para sentirse satisfechos dependen de los demás. Dependen de la intensidad con la que los demás les aman, del número de personas que les aman, y de las virtudes de los demás para despertar su propio amor hacia ellos, pues se ama a los demás por lo que consideramos que son sus virtudes. Una variante del amor es la compasión, pero sólo se compadece a quien sufre, y no siempre. El personal sanitario cuida a los enfermos y lo hace como como un trabajo y una vocación. Los santos, conocidos o anónimos, centran su vida en cuidar a los que sufren, pero para ello tienen que renunciar a atender a sus propias necesidades interiores a hallar caminos para su propia liberación. 

  Aquellos que lo que más valoran son los valores morales, para sentirse satisfechos dependen de los demás. Dependen del grado de moralidad o de inmoralidad de los demás. 

  Aquellos que lo que más valoran es su mundo emocional, para sentirse satisfechos dependen de los demás. Dependen de las emociones placenteras que los demás despierten en ellos. 

  Los que temen a la soledad y aquellos que buscan continuamente la compañía o la colaboración de los demás para realizar sus actividades, también dependen de los demás. Dependen de la disposición y del humor de los demás, y dependen de no enemistarse con ellos. 

   Estas dependencias se deben a que lo que más importa al dependiente sólo lo consigue de los demás. Pero aunque el dependiente no es moralmente mejor que aquellos de los que depende, siempre llega un momento en el que todo dependiente se siente defraudado, decepcionado, por aquellos de quienes depende, había puesto muchas expectativas en ellos, y los demás casi nunca cumplen con esas expectativas, pues los demás crean problemas, provocan conflictos, o mienten, o traicionan, o dejar de amar y de mostrarse comprensivos. 

    Ente esto, en las personas dependientes se producen varias reacciones: Se cargan de razón y de superioridad moral, nacen en ellos la ira, el odio, el rencor, los desprecios, se deprimen, se lamentan, se hacen las víctimas, recurren a ironías, a sarcasmos, a cinismos, a escepticismos. Todo esto puede producir alivio, pero crea amargura e intoxica interiormente. 

     Sin embargo, por mucho que les duela la actitud de los demás, la inmensa mayoría de los dependientes siguen centrando sus vidas exclusivamente en las relaciones con los demás, pues cada una de sus particulares dependencias está inscrita dentro de la dependencia general a las relaciones con los demás. 

     Estas dependencias tienen otras consecuencias. Por un lado, el dependiente no pone su atención ni sus energías, ni en su mundo interior, ni en elevar y ensanchar su conciencia, ni en buscar la armonía con la Naturaleza. Es decir, no es sólo que dependa de los demás, es que sus dependencias no le dejan ver la existencia de los caminos liberadores.

No hay comentarios:

Publicar un comentario