En compañía, por el amor pagamos un precio
en libertad, y por la libertad un precio en amor.
Cuando aceptamos la soledad y la cultivamos,
el amor y la libertad brotan con espontaneidad.
Compañía y soledad, convivimos con ambas,
y se van alternando.
Cuando comprendemos su complementariedad,
en nuestra propia senda damos pasos sabios.
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