LO COTIDIANO, LO TRASCENDENTE, LO EXTRAORDINARIO

 

  La mayoría de las personas viven sus vidas centrados en lo que para ellos es lo cotidiano, y en apariencia, no tienen en cuenta a lo trascendente. Sin embargo, esas personas tienen sus propias visiones sobre el Universo, sobre lo Divino, sobre la vida, sobre el Hombre, visión que en mayor o menor medida, y ya sea de forma consciente o incosciente, está presente en sus vidas. 

  Las personas que se ocupan más de lo trascendente, para cultivar y desarrollar esos aspectos, tienen que tener resuelta su vida cotidiana,  es decir, sus vidas tienen que estar libres de las agitaciones producidas por lo cotidiano, pues de lo contrario, esas agitaciones siempre estarán poniendo obstáculos a los aspectos trascendentes de sus vidas. 

  No es una cuestión de jerarquías, ni de más ignorancia o más sabiduría, es una cuestión de tomar conciencia por igual de ambos aspectos y de verlos como complementarios. 

  Lo extraordinario es algo que unas veces lo vemos con esperanza, otras veces lo vemos con temor, y frecuentemente lo vemos como algo que, en mayor o menor medida, nos perturba. Debido a la excitación y a la agitación que nos produce, no vemos que forma parte del mismo todo que lo cotidiano y que lo trascendente, y que se rige por los mismos principios y leyes.