Nuestras insatisfacciones y nuestros aburrimientos buscan ruidos placenteros.
Nuestros pensamiento hacen ruido buscando anhelos.
Nuestras emociones hacen ruido buscando sensaciones y sientiendo las frustraciones.
Ruidos que nos roban energías, alegrías, comprensiones, armonías...
Frente a estos ruidos está la necesidad de hallar el silencio reparador, el silencio liberador, y así, al pasar de nuevo a la acción, los ruidos interiores callan y solo hablan los sonidos naturales y armónicos.
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