Frente al ruido de los lamentos por los dramas, por las tragedias, por las ilusiones, por las luchas, por los éxitos, por los fracasos.
Frente al ruido producido por los problemas, por las creencias, por la exigencias, por los vendedores de promesas, por los desacuerdos, por las emociones y por las razones de los combativos debates.
El silencio como respuesta serena.
Serenidad, única madre posible de la sensatez.
Sensatez, única sabiduría que puede acallar a todos los ruidos y de esta manera dejar el camino abierto a las soluciones.
NOTA.- Estos días tendrá lugar en el Reino Unido una de las muchas cumbres mundiales que se se celebran contra el cambio climático, la cual tendrá como principal protoganista a toda clase de ruidos, y como resultado más visible a los ruidos de los lamentos y de las condenas. Ruidos con los que unos pretenden acallar sus conciencias morales y otros pretenden vender sus productos, y donde todos hallarán justificaciones, pero donde no habrá soluciones reales, porque ni los participantes ni la mayoría de los ciudanos quieren que las haya, pues la soluciones cuestan un precio que casi nadie quiere pagar, y ese hecho se oculta detrás de todo tipo de ruidos emitidos y percibidos a través de todo tipo de antenas y de redes.
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