Compite nuesto ego, y cuanto más compite más fuerte se hace. Cuando triunfa se fortalece con los placeres del éxito, con la admiración de los demás, y con las sensaciones de poder. Cuando fracasa se fortalece culpando, justificándose, e intentando ser más de lo que es. Aunque a veces se deprime y se resigna, éste ego sigue deseando no estar deprimido y no resignarse, y eso hace que sea un ego fuerte.
Al competir, unas veces triunfamos y otras fracasasmos, pero siempre nos esclavizamos, y por lo tanto nuestra naturaleza siempre queda reprimida, desequilibrada, perturbada.
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