Cuando no se acepta la realidad, la cual es siempre sencilla, inevitablemente surgen una enorme variedad de visiones y de creencias, ayudadas todas ellas por la inteligencia, la imaginación, la fantasía, y alimentadas por las esperanzas, por las ilusiones, por los placeres y por las satisfacciones que producen.
Pero toda visión que no se ajusta a la realidad, tarde o temprano choca dolorosamente con ella, pero aún así, pocas veces optamos por intentar aceptar la realidad que conocemos, y buscamos nuevas maneras de dominar, de conseguir, de pagar menos precios. Y de nuevo recurrimos a la inteligencia, a la imaginación, a la fantasía, y siempre creemos que hay algo mejor que lo que tenemos, y siempre hay vendedores al acecho.
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