El Hombre casi siempre está centrado en conseguir lo deseado y en evitar lo temido. Para ello recurre, o bien a varias complejidades creadas por su inteligencia, por sus emociones y por sus creencias, o bien recurre a la fuerza, o a una combinación de ambas.
Frente a sus contradicciones, el Hombre también recurre a las mismas herramientas y medios que para conseguir lo deseado y evitar lo temido. De ésta manera, deja sin tocar la raíz de sus contradicciones, es decir, no busca la aceptación del flujo natural, el cual no tiene contradicciones, deja de lado su mundo interior, y deja de lado la pugna entre su ego y su conciencia.
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