LAS ADVERSIDADES

 

  Llamamos adversidades a todas las situaciones que nos producen miedo y dolor, con lo cual, las adversidades son visiones subjetivas que tenemos de la realidad, pues la misma realidad que para unos es una adversidad, para otros no lo es, y para otros es fuente de placer o de satisfacción. 

  Las situaciones que consideramos como adversidades se producen debido a tres grandes causas: Al flujo natural del Universo, de la Naturaleza, de la vida. Al comportamiento y a la actitud de los demás. A nuestros propios errores e ignorancias, y la mayoría de las veces como una combinación en diferentes proporciones de estas tres causas. Frente a lo que consideramos como adversidades, antes nuestros ojos se presentan varias opciones: 

  *Luchar contra esas situaciones, ya sea nosotros solos a través de nuestras capacidades, de nuestra libertad y de nuestra sabiduría, o con ayuda de nuestros semejantes. 

  *Buscar el amor y la compasión de los demás y tambié amarles. 

  *Pedir ayuda a las fuerzas sobrenaturales, a los héroes, a los salvadores. 

  *Buscar placeres y satisfacciones capaces de vencer al miedo y al dolor. 

  *Culpar a los demás o a la suerte y hacernos las víctimas con la esperanza de despertar la compasión y la ayuda de los demás. 

 *Aceptar el miedo y el dolor que nos produce el curso natural del Universo, de la Naturaleza y de la vida. 

  A veces algunas de éstas opciones acaban con nuestro miedo y con nuestro dolor, al menos momentáneamente, otras veces sólo nos sirven de alivio y de consuelo. Pero a veces, y sin que podamos evitarlo, el recurso a éstas opciones no evita nuestros miedos ni nuestro dolor, y entonces no nos queda más remedio que soportar los miedos y el dolor. Nadie sabe cual es su resistencia ante el miedo y ante el dolor hasta que no tiene que soportarlos. Aunque encontrar esa resistencia depende del propio individuo, muchas veces el individuo no puede encontrar la resistencia que necesita. Nadie es culpable de que aquello que no puede hacer ni de aquello que no puede ser, y sin embargo, es un error usar este argumento para hacernos las víctimas, pues el victimismo cierra las puertas a cualquier posibilidad de acabar con la raíz del miedo y del dolor.