Lo que puede ser, aunque a veces no llegue a culminar, siempre se está abriendo paso entre la dificultad.
Lo que puede llegar, es cuestión de impulso y de tiempo, que lo haga.
Lo que no puede ser, y lo que no puede llegar, siempre se quedan atapados en laberintos de ilusión y de complejidad.
¿Qué ocurre con lo que se puede comprender y aceptar?