Unos ponen sus creencias en las esperanzas, en el bienestar, en las cosas bellas.
Otros las ponen en las ayudas, en las capacidades, en la inteligencia, en la fuerza.
Quienes se liberan, primero se liberan de los artificios y de las insuficiencias de sus creencias.
Toda creencia, tiene al menos, otra creencia opuesta.
Toda creencia opuesta sirve a los creyentes y a los portavoces de cualquier creencia para justificar muchos de sus comportamientos y les da la mayoría de sus argumentos.
Combatir a las creencias opuestas, impide o dificulta al combatiente el poder escapar a su influencia. También, en mayor o menor medida, le atrapa en sus reglas del juego. Y por últimos, éstos dos aspectos, le dificultan ahondar en su interior y en el mundo que le rodea.
Las creencias opuestas no se complementan,
pero mutuamente se alimentan.
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