Debido a las consecuencias anteriores, con cierta frecuencia las personas se olvidan de los desacuerdos e incluso buscan los acuerdos, y aunque sean más o menos forzados, éstos acuerdos reducen la conflictividad, mejoran la convivencia, producen amorosos y bellos sentiemientos y sensaciones de bienestar.
Sin embargo, a veces en nosotros tiene más fuerza conseguir nuestros objetivos, aunque sea a costa de desacuerdos y de conflictos.
De ésta manera, cuando los acuerdos no son espontáneos y naturales, vivimos y convivimos en cierto grado de tensión entre los acuerdos y los desacuerdos.
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