*A la verdad siempre se le ha asociado con la desnudez. La desnudez del árbol en otoño y en invierno nos muestra una realidad que en primavera y en verano estaba oculta a nuestros ojos. La desnudez del cuerpo humano nos muestra realidades que la ropa y otros adornos y complementos tapan. La desnudez sencilla de los pensamientos y de las emociones nos muestra todo lo que tapan las complejidades de las creencias, de los argumentos, y del uso fingido de los sentimientos.
Pero a pesar de todo esto, el Hombre suele preferir al árbol con hojas y con flores, suele preferir vestirse que mostrar su cuerpo desnudo, suele preferir los artificios de los argumentos y de los sentimientos que la verdad desnuda de la mente espontánea y de la conciencia que le habla detrás de esa mente.
*El otoño y el invierno suelen ser las épocas más duras para los seres vivos. Para las personas en general, el otoño y el invierno de sus vidas suelen ser también las épocas más duras, son las épocas de afrontar las realidades de sus vidas. Unos intentan afrontarlas, otros se evaden con diferentes tipos de ilusiones, otros añoran sus primaveras y sus veranos y otros intentan mantener sus placeres, sus satisfacciones y sus esperanzas, pero a todos por igual les llega la decadencia, la enfermedad y la muerte.
*La primavera y el verano es el tiempo de la esperanza, del riesgo y del trabajo, el tiempo donde el Hombre basa su vida en la ilusión de que con voluntad, con riesgo y con trabajo podrá conseguir todos los placeres y satisfacciones a través de luchar y de conseguir lo deseado, esperando que lo deseado le resulte suficiente para escapar de su sufrimiento y para conseguir la felicidad. Consiga lo que consiga, siempre llega el otoño y el invierno con sus desnudeces de las que no puede escapar.
Cuando no se puede escapar quedan tres opciones:
-Dejarse engañar por los vestidos de las ilusiones.
-La dolorosa y estéril resignación.
-Afrontar, y cuando se afronta la realidad sin ilusiones, sin creencias, con aceptación del flujo natural, se obtienen las cosechas que llenan los graneros de nuestra vida, esos ganeros con los que poder pasar serenamente, sin miedos, el tránsito natural del otoño y de invierno.
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