Del universal barro está hecho el Hombre,
en él quedan sus huellas, de él nace lo que come,
pero el Hombre en el barro no se reconoce,
cree que está hecho de esencias más nobles.
Pero tras efímeros espejismos, el barro le acoge,
barro en el que también nacen las flores,
que con él comparten las divinas manifestaciones.
Los afanes dominantes que hoy persigue el Hombre, desprecian al barro y sólo aprecian los placeres banales y las emociones que le producen el éxito, el poder y el oro, y por ello son estúpidos y locos.
Sólo cuando interiormente me alejo, la paz y la libertad encuentro, y sueño con ser una paloma, que en sus plumas lleva su casa con ella, con un pico para la supervivencia, con alas para volar, y en la mirada la luz de la conciencia.
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