Llevado por su propia Naturaleza,
y en combinación profunda con las fuerzas
del Cielo y de la Tierra,
el pino produce piñas,
las cuales dentro llevan
el fruto que ofrece amorosamente,
y su semilla.
Llevado por la conciencia de tener un espíritu,
el individuo produce su propia piña espiritual,
con sus frutos, los cuales al ofrecerlos amorosamente se convierten en su semilla.
La tensión entre las fuerzas yin y yang del pino, hacen que a su debido tiempo, de la piña caigan los piñones.
La tensión entre los lastres del caminante espiritual y los horizontes hacia los que se dirige,
hacen que a su debido tiempo su acorazada piña interior suelte sus piñones. Unos piñones cubiertos de una dura cáscara protectora, el ego del caminante.
En la Naturaleza del pino está la capacidad para romper la dura cáscara protectora y que su semilla germine.
En la Naturaleza humana existe la misma capacidad para romper la cáscara protectora del ego y liberar así el blanco y sabroso fruto interior.
El individuo puede hallar esa capacidad en la conciencia que tiene de su espíritu y en la confianza en el Universo y en el fluir Natural.
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