La libertad es siempre luminosa y sencilla. No hay otra libertad posible, sólo ilusiones donde se mezclan indisolublemente los ideales con las ambiciones, y por ello se convierten en frustraciones o en pesadillas.
La tarabilla, ajena a todo eso, disfruta con sencillez y libertad de un día luminoso de primavera.
-¿Qué es la libertad? -Preguntó una discípula.
-La libertad es siempre luminosa y sencilla, y sólo es posible que sea así. -Respondió escuetamente el Maestro.
-Pero hay otros tipos de libertad, esos por los que haya luchar, esos que hay que conseguir con esfuerzos, con riesgos. -Objetó la misma discípula.
-Esos tipos de libertad son siempre artificios de los conceptos de la mente o ilusiones de las emociones apasionadas, en los cuales siempre se mezclan de manera indisoluble los ideales y las ambiciones, y debido a eso unas veces producen frustraciones y otras veces a las frustraciones se le añade las pesadilla. -Dijo el Maestro.
La discípula siguió objetando con nuevos argumentos, y el Maestro le dijo:
-Los argumentos nos agitan y nos atan a nuestros egos y a nuestras creencias. Usemos la libertad de nuestro silencio, y la luminosidad y la sencillez y de nuestra serenidad. -Y el Maestro guardó silencio.
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