Existe el Misterio, el cual recibe varios nombres y del que existen varios conceptos, siendo el más común el de Dios, aunque existen otros como el Uno, el Todo, el Absoluto, el Tao. El Misterio crea, rige y se manifiesta en el Universo, y ambos se funden en Uno Solo. Del Universo emerge la vida. El Hombre emerge de la vida, siendo cada uno de nosotros un Hombre con sus particulares visiones.
Existen las visiones mágicas, las religiosas, las emocionales, las racionales científica y filosóficas, las intuitivas y espirituales, todas las cuales coexisten en proporciones variables dentro de cada uno de nosotros.
Sin embargo, nuestra conciencia de éstas visiones, así como del Misterio y de sus manifestaciones, pesa poco a la hora de orientar nuestra vida, pues el mayor peso a la hora de orientarla lo tiene nuestro ego, con sus miedos, sus deseos, sus rechazos de lo doloroso, sus búsquedas de lo placentero y satisfactorio, sus moralidades, sus creencias, sus esperanzas...
Conciencia y ego, en pugna entre ellos, pero como son parte del Misterio, siempre les estamos poniendo visiones y creencias, y en ésta tensión vivimos, caminamos, y a veces comprendemos, e incluso aceptamos, lo que somos y aquello de lo que formamos parte.
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