Los egos, primero sienten miedo, después sienten dolor, después tienen deseos de placeres y de satisfacciones, después creen que tienen derecho, y exigen ayudas, facilidades y respeto.
Los egos creen que sus creencias son fieles reflejos de lo cierto y de lo bueno, quieren imponerlas, y exigen ayudas, facilidades y respeto.
Pero los egos se encuentran con la realidad, y con los demás egos, poniéndoles obstáculos, y así no se convierten en tiranos, pero se sienten frustrados o insatisfechos, y combaten, se resignan, o buscan ilusiones.
Quien comprende a su ego,
le quita leña a su fuego.
Quien atiende a lo que le muestra la conciencia,
halla otras sendas.
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