Mientras tengamos la visión dualista de lo bueno y de lo malo, lo malo siempre existirá y nos afectará dolorosamente.
El dolor nos agita, en mayor o menos medida nos desequilibra, y a veces nos rompe.
Podemos recurrir a mil medios y estrategias para reducir el dolor, incluso para derrotarlo, pero como las causas siguen intactas, nuestros éxitos serán sólo momentáneos.
La liberación le llega a quien se guía por la conciencia, pues esta nos muestra que las cosas no son opuestas, sino que se complementan.
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