La sabiduría es la flor,
nuestra conciencia es la mariposa.
Inteligente es aquel que sabe como conseguir
aquello que desea.
Sabio es aquel que es plenamente consciente de todas las trampas de los deseos y del ego y sabe como evitarlas.
El camino hacia la sabiduría siempre se recorre cargados con los pesados lastres de la inteligencia, pinchándonos con los cardos de nuestro ego, y deslumbrándonos con las flores efímeras de los deseos.