Cuando pierdan su sangre las banderas. Cuando sus colores sean pétalos de flores muertas. Cuando cumplan eterna condena en el museo de las tragedias. Cuando las patrióticas grandezas sean hondas miserias. Cuando caigan vallas, muros y fronteras y no necesiten cerraduras las puertas. Entonces será plena la primavera. ¿Y mientras? En cada interior la respuesta, y cavada, abonada y regada la huerta. La Utopía sólo da frutos en la cultivada tierra.
Azules y verdes gamas, bajo el sol, de su serenidad emanan.
Viajeras nubes, rojas y doradas, para los ocasos y las albas.
Cintas blancas, reflejos de plata, arena, rumores, paseos por la mañana.
Brisas, vientos, velas y alas, horizontes de libertad soñada. ¡Alerta!, viene el temporal. ¡Calma! es su renovador ciclo vital. De la Madre Tierra, útero primordial, con ritmo y matrimonio lunar. Como ríos, como sal esencial, todos regresamos al Mar.