Por sentir colmados
los dulces vasos de los sentidos.
Por el reto superado,
por el premio conseguido.
Por el peligro alejado,
por el dolor desaparecido.
Por sentirnos amados,
por la alegría de nuestros seres queridos.
¿Quién ha medido el precio pagado
y las perturbaciones de lo sentido?
¿Quién, en la plenitud de lo serenado,
halla su prado más verde y más florido?
Sólo la quietud hace al sabio
y muestra los horizontes nítidos.
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