YO, tú, él, nosotros y ellos,
y la conjugación de todos los verbos,
bajo el sol, frente al viento,
sólo somos copos de nieve en la nevada,
gotas de rocío en la mañana,
brumas en la inmensidad oceana.
Luceros del alba, todo anhelo
es creado y regado en la arena,
por los espejismos del pensamiento,
y siempre deshechos por la dureza
de los caminos pétreos,
y por las alegrías engendrando penas.
El fuego de las triunfantes porfías,
de los logros y de las glorias,
acaba siempre sus días
como ceniza fría,
como oveja desvalida,
en todas las memorias.
Sólo son imperecederos
los horizontes internos
y el polvo de los senderos.
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