Agua, que a toda forma se adapta, que de la humildad y de la hondura es reina, que, flexible y blanda, para la raíz es casa cuando en el suelo se entierra, lo profundo toma vida en verde oleada, y la libertad por ella navega. A todo, siempre el agua lo impregna, y a todo, amorosamente lo riega. La vida lo es todo, en todo la conciencia.
en lo hondo y en el suelo, y que preñan a la Madre Tierra.
Cielos, y tras los colores de su techo, el Infinito y el Misterio, y ese polvo de estrellas, y esas energías y esencias, que lo que somos nos han hecho. De barro sólo son los pies y el suelo.
Pero la conciencia aspira al azul, al verde y al dorado, y son plenas las miradas cuando se iluminan de cielo.
Misterio, así lo llama, cuando es prudente, nuestra ignorancia.
Las creencias lo pintan fantástico, la ambición, con toda la gama de colores, el miedo, en austero blanco y negro.
Azar o mano divina, sigue férreo el desacuerdo. A veces la ignorancia, ¡qué atrevida! Hubo un Caos, nació un Orden, ¡Qué redondo, que hermoso!
Y nació toda vida, amor, magia, maravilla libertad, belleza, potencial, el tesoro de las cosas sencillas. Y antes que nosotros, vinieron y pasaron otros, que araron sus surcos,
sembraron sus semillas,
y sus caminos nos trazaron.
El Misterio, su camino y ellos, eso somos nosotros. Con nuestras primaveras,
Con nuestros veranos y cosechas,
lo que el otoño nos deja,
y las escarchas, que con el invierno llegan.
Pero del tiempo y del frío que nos hiela, siempre brotan las primaveras.
Esto es lo que hay, lo que cuenta es esto, no dejemos que lo maten ni las creencias, ni las ambiciones ni los miedos.