Los ojos,
ven, se deslumbran y se ciegan.
Los oídos,
oyen, interpretan y se cierran.
Las creencias,
se equivocan, aciertan, vacilan, son tercas.
Las palabras,
son sonidos y letras que reflejan e inventan.
Intuida, sólo halla la verdad,
la profundidad de la conciencia,
y todo sentimiento brota
siempre como tronco de certeza.
Certeza hecha inocencia
porque nada planean,
y cuando cambian y se expresan,
siempre reflejan puras esencias.
Es la mente la que se engaña
cuando quiere hacer realidad
los fantasmas en los que cree y que crea,
y hoy los adora y los llama
razón, ciencia, fe, moral y felicidad,
más cada uno y todo ellos
a la intuición matan,
a la profunda conciencia entierran
y a los sentimientos encadenan,
pero la mente de dolor se queja,
sigue buscando y la liberación no llega.